En verdad, mientes..
Palabras mentirosas.
No sé quien eres.
Genialidad, mediocridad,
¿Acaso importa?
Te arropan, me adoran.
Acarician mi mirada,
Rozan mi alma. Mentirosas.
Tu ilusión existe en mi ignorancia.
Mi ignorancia de ti.
El valor se quedó en la arena.
En la cordura perdida del escritor.
Invención eres tú.
Y ahora tú allí.
Tus palabras amando mi sonrisa,
sin posibilidad de amar.
Palabras mentirosas.
Yo aquí, cerca del mar.
Ignorante, deseosa.
Tú no estás.
Invención eres tú.
Abril, mayo 2001
La parra de Abril
martes, 7 de julio de 2009
miércoles, 17 de junio de 2009
Nuestro idioma
Hablaré de ti. Es lo que más deseo. Es sobre lo único que puedo hablar: de ti. Te hablaré a tí; así, en segunda persona. Es como deseo hablarte. Es la única forma de la que te puedo hablar.
Todo lo que te voy a contar lo sabes ya, pero tengo esa imperiosa necesidad de repetirlo, una y otra vez, una y otra vez...
Te conocí y te amé; en eso se resume todo...y es que no podía ser de otra forma. Te conocí en la distancia, sin rostro, sin nombre, apenas un pseudónimo.
De tí sólo tenía letras, pequeños signos que preludiaban todo lo que tú eres. Sólo letras, cariño, que se encadenaban para formar palabras promotoras de tu sentir.
A poco que fuiste una voz, pronto me confortaba en ella. Te sabía cerca, sentiente, cariñosa y curiosa. Pasaste a ser mi cotidianeidad, mi interés, un pensamiento más, otra persona cerca de mi.
Y llegó el día en que tus palabras, tu voz, tu curiosidad, tu cercanía, tu nombre adoptó un rostro. Y nació una sonrisa en mi, pequeño reflejo de la tuya que vive para tí. Esa sonrisa es todo lo que yo siento por tí; mi sonrisa interior que crece por tu cercanía, que ha nacido para no morir.
Esa pequeña sonrisa mía, que en realidad no es mía, sino que está llamada a ser anunciada y compartida, y que en sí misma, es tuya, es la caverna cálida y difuminada donde encuentra su eco la vida y el amor que tu rostro dejó en mí.
Esa sonrisa, esa caverna alberga secretos insondables e incomprensibles para quien, como yo, es pura materialidad del pensamiento.
Quizá algún día, junto a ti, con tu ayuda, podamos descifrar este nuevo lenguaje que se nos ha dado.
Hoy me conformaré con hablar ese lenguaje con mis manos. Hablarlo en tu piel y en el brillo de tus ojos.
Hablar una lengua extranjera que no sé que significa, pero que sólo pronunciarla da felicidad. Este idioma nuestro tiene en ti y en mi su diccionario y su alfabeto, de principio a fin.
Comienza en tus labios y acaba en mi sentir. Se extiende por tus ojos, cifrando cómplicemente su contenido. Continúa por tu cuello y tus hombros, donde se pronuncian los fonemas graves. En tu pecho se encuentran los adverbios, todos ellos, de modo, lugar, tiempo...tus manos encierran la acción, los verbos, y en todo tu ser los adjetivos, los más bellos.
Extraño idioma, idioma corporal, leve resplandor de algo real y mayor, mucho mayor. Es el idioma de tu rostro, el que creó tu sonrisa.
Es el lenguaje del amor, de todo el amor, un intrincado código binario, un infinito mapa genético que transmite únicamente su forma externa, sus signos y sus símbolos. Y, de principio a fin, estos signos; primero me diste estos signos en letras, ahora me das un idioma nuevo y completo. Y, de esta forma, tú también eres signo, eres señal, marca que indica todo mi vivir, mi existir y mi respirar.
Eres mi signo, eres mi idioma, como eres mi sonrisa y mi caverna. Tú eres mi voz y mi rostro; eres tú...¡todo!.
(Manu, en algún momento en el tiempo esperando un avión...)
Todo lo que te voy a contar lo sabes ya, pero tengo esa imperiosa necesidad de repetirlo, una y otra vez, una y otra vez...
Te conocí y te amé; en eso se resume todo...y es que no podía ser de otra forma. Te conocí en la distancia, sin rostro, sin nombre, apenas un pseudónimo.
De tí sólo tenía letras, pequeños signos que preludiaban todo lo que tú eres. Sólo letras, cariño, que se encadenaban para formar palabras promotoras de tu sentir.
A poco que fuiste una voz, pronto me confortaba en ella. Te sabía cerca, sentiente, cariñosa y curiosa. Pasaste a ser mi cotidianeidad, mi interés, un pensamiento más, otra persona cerca de mi.
Y llegó el día en que tus palabras, tu voz, tu curiosidad, tu cercanía, tu nombre adoptó un rostro. Y nació una sonrisa en mi, pequeño reflejo de la tuya que vive para tí. Esa sonrisa es todo lo que yo siento por tí; mi sonrisa interior que crece por tu cercanía, que ha nacido para no morir.
Esa pequeña sonrisa mía, que en realidad no es mía, sino que está llamada a ser anunciada y compartida, y que en sí misma, es tuya, es la caverna cálida y difuminada donde encuentra su eco la vida y el amor que tu rostro dejó en mí.
Esa sonrisa, esa caverna alberga secretos insondables e incomprensibles para quien, como yo, es pura materialidad del pensamiento.
Quizá algún día, junto a ti, con tu ayuda, podamos descifrar este nuevo lenguaje que se nos ha dado.
Hoy me conformaré con hablar ese lenguaje con mis manos. Hablarlo en tu piel y en el brillo de tus ojos.
Hablar una lengua extranjera que no sé que significa, pero que sólo pronunciarla da felicidad. Este idioma nuestro tiene en ti y en mi su diccionario y su alfabeto, de principio a fin.
Comienza en tus labios y acaba en mi sentir. Se extiende por tus ojos, cifrando cómplicemente su contenido. Continúa por tu cuello y tus hombros, donde se pronuncian los fonemas graves. En tu pecho se encuentran los adverbios, todos ellos, de modo, lugar, tiempo...tus manos encierran la acción, los verbos, y en todo tu ser los adjetivos, los más bellos.
Extraño idioma, idioma corporal, leve resplandor de algo real y mayor, mucho mayor. Es el idioma de tu rostro, el que creó tu sonrisa.
Es el lenguaje del amor, de todo el amor, un intrincado código binario, un infinito mapa genético que transmite únicamente su forma externa, sus signos y sus símbolos. Y, de principio a fin, estos signos; primero me diste estos signos en letras, ahora me das un idioma nuevo y completo. Y, de esta forma, tú también eres signo, eres señal, marca que indica todo mi vivir, mi existir y mi respirar.
Eres mi signo, eres mi idioma, como eres mi sonrisa y mi caverna. Tú eres mi voz y mi rostro; eres tú...¡todo!.
(Manu, en algún momento en el tiempo esperando un avión...)
Definición exacta y concreta....
Color de las palabras,
sabor de las fresas,
revoloteo de una mariposa,
suavidad de unos labios,
cálida voz del llanto,
belleza de la sonrisa,
lsorpresa en un rostro,
viento que trae,
historia en la piel,
rubor de las caricias,
ilusión del sueño,
fuerza contenida,
marcas de una vida,
el chirriar, especial, de una puerta,
sorpresa de una realidad,
acordes de una guitarra,
carcajada auténtica,
tristeza que se despereza,
sonido de una voz,
contorno de las curvas,
roce de los cuerpos,
aguas de un río,
desnudez en el desconsuelo,
calor de unas manos que satisfacen,
transparencia del alma....
Alma
(Abril, no recuerdo en que momento...)
sabor de las fresas,
revoloteo de una mariposa,
suavidad de unos labios,
cálida voz del llanto,
belleza de la sonrisa,
lsorpresa en un rostro,
viento que trae,
historia en la piel,
rubor de las caricias,
ilusión del sueño,
fuerza contenida,
marcas de una vida,
el chirriar, especial, de una puerta,
sorpresa de una realidad,
acordes de una guitarra,
carcajada auténtica,
tristeza que se despereza,
sonido de una voz,
contorno de las curvas,
roce de los cuerpos,
aguas de un río,
desnudez en el desconsuelo,
calor de unas manos que satisfacen,
transparencia del alma....
Alma
(Abril, no recuerdo en que momento...)
martes, 16 de junio de 2009
Bella luna...
Bella luna que consuela mi llanto,
acompañándolo...
Llanto sin lagrimas
que la luna bella tan bien conoce.
Desconsolado viento,
que no alcanza a comprender mi lamento,
gira y gira....dándole forma a esa nube
que se quedo quieta, esperando
a que el viento se fijase en ella...
Nube generosa que en su espera
colmó de lagrimas mi llanto.
No quiero llorar y lloro,
lloro por ti y por mi,
por nosotros...
Por esa nube que desea el consuelo del viento,
por esa bella luna que me acompaña y conoce.
Lagrimas prestadas a mi llanto.
No quiero llorar y lloro.
Viento....¡dale ya forma a esa nube que te espera!
¡Y tú, luna!, déjame sola...
Preciada y dulce soledad que me calma,
que recorre con su lengua mi cuerpo y mi alma,
desnudándola, presentándola ante mi,
inquieta y recelosa de mostrarse.
¿Qué escondes?, dímelo....
guardaré tu secreto
y acabará mi lamento.
(Abril, agosto 2001)
acompañándolo...
Llanto sin lagrimas
que la luna bella tan bien conoce.
Desconsolado viento,
que no alcanza a comprender mi lamento,
gira y gira....dándole forma a esa nube
que se quedo quieta, esperando
a que el viento se fijase en ella...
Nube generosa que en su espera
colmó de lagrimas mi llanto.
No quiero llorar y lloro,
lloro por ti y por mi,
por nosotros...
Por esa nube que desea el consuelo del viento,
por esa bella luna que me acompaña y conoce.
Lagrimas prestadas a mi llanto.
No quiero llorar y lloro.
Viento....¡dale ya forma a esa nube que te espera!
¡Y tú, luna!, déjame sola...
Preciada y dulce soledad que me calma,
que recorre con su lengua mi cuerpo y mi alma,
desnudándola, presentándola ante mi,
inquieta y recelosa de mostrarse.
¿Qué escondes?, dímelo....
guardaré tu secreto
y acabará mi lamento.
(Abril, agosto 2001)
lunes, 15 de junio de 2009
Niño, mi niño...
Tu sonrisa es mi sonrisa,
sonríes y das color a mi vida.
Niño, mi niño...¡como te quiero!
Sentimiento inagotable que me desborda
sin desgastarse con el roce.
El suave roce de tu piel,
aferradito a mi, abrazándome,
llamándome con ese tono de posesión infinita.
Exigiendo, reclamando mi atención.
Impaciencia la tuya,
felicidad la mía.
Cuando te miro, y te veo
alegre, inquieto, alborotando en mi vida,
trasteando aquí y allá,
creciendo con esas prisas,
con esa impaciencia tuya,
tan parecida a la mía.
Sentimiento inagotable como tú,
que se desborda de nuevo al escucharte
-Mamá...te quiero-
Lo dices flojito, para que no escuchen,
¡¡como si fuese un secreto!!
Y sonrío.
Sonrisa de colores que tu provocas
y que tanto te gusta,
tan parecida a la tuya.
Niño, mi niño.
Te como a besos y no quieres.
Bueno, si quieres, pero solo a veces,
cuando no nos ven.
-Ya soy mayor-, me dices,
-Eres mi peque-, te digo flojito,
¡¡como si fuese un secreto!!
Y sonríes,
Y sigo comiéndote a besos.
Niño, mi niño....¡¡como te quiero!!
(Abril, agosto 2001)
Te miro y veo en ti la vida.
Y mirándote vivo toda la felicidad.
Sigues trasteando aquí y allá,
con esa impaciencia tuya.
Sonriendo igual,
con esa sonrisa tuya,
tan parecida a la mía.
Te abrazo y siento en ti la vida,
Y con ese abrazo llenas la mía.
Sigues diciéndome bajito,
como si fuese un secreto,
-Mamá, te quiero-.
Y esa es mi alegría.
Y vuelvo a mirarte.
Y veo a un chico, mi chico,
al que todos quieren,
y con quien todos cuentan.
Y miro hacia dentro, muy dentro.
Y lo que veo es...
Es noble y es bueno.
Es amistad incondicional con tus amigos,
es cariño inmenso por tu familia,
y es todo el amor para tus abuelas y para tus padres.
Lo que veo es tu corazón.
Lo mejor de ti.
(Abril, mayo 2006)
sonríes y das color a mi vida.
Niño, mi niño...¡como te quiero!
Sentimiento inagotable que me desborda
sin desgastarse con el roce.
El suave roce de tu piel,
aferradito a mi, abrazándome,
llamándome con ese tono de posesión infinita.
Exigiendo, reclamando mi atención.
Impaciencia la tuya,
felicidad la mía.
Cuando te miro, y te veo
alegre, inquieto, alborotando en mi vida,
trasteando aquí y allá,
creciendo con esas prisas,
con esa impaciencia tuya,
tan parecida a la mía.
Sentimiento inagotable como tú,
que se desborda de nuevo al escucharte
-Mamá...te quiero-
Lo dices flojito, para que no escuchen,
¡¡como si fuese un secreto!!
Y sonrío.
Sonrisa de colores que tu provocas
y que tanto te gusta,
tan parecida a la tuya.
Niño, mi niño.
Te como a besos y no quieres.
Bueno, si quieres, pero solo a veces,
cuando no nos ven.
-Ya soy mayor-, me dices,
-Eres mi peque-, te digo flojito,
¡¡como si fuese un secreto!!
Y sonríes,
Y sigo comiéndote a besos.
Niño, mi niño....¡¡como te quiero!!
(Abril, agosto 2001)
Te miro y veo en ti la vida.
Y mirándote vivo toda la felicidad.
Sigues trasteando aquí y allá,
con esa impaciencia tuya.
Sonriendo igual,
con esa sonrisa tuya,
tan parecida a la mía.
Te abrazo y siento en ti la vida,
Y con ese abrazo llenas la mía.
Sigues diciéndome bajito,
como si fuese un secreto,
-Mamá, te quiero-.
Y esa es mi alegría.
Y vuelvo a mirarte.
Y veo a un chico, mi chico,
al que todos quieren,
y con quien todos cuentan.
Y miro hacia dentro, muy dentro.
Y lo que veo es...
Es noble y es bueno.
Es amistad incondicional con tus amigos,
es cariño inmenso por tu familia,
y es todo el amor para tus abuelas y para tus padres.
Lo que veo es tu corazón.
Lo mejor de ti.
(Abril, mayo 2006)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)