miércoles, 17 de junio de 2009

Nuestro idioma

Hablaré de ti. Es lo que más deseo. Es sobre lo único que puedo hablar: de ti. Te hablaré a tí; así, en segunda persona. Es como deseo hablarte. Es la única forma de la que te puedo hablar.

Todo lo que te voy a contar lo sabes ya, pero tengo esa imperiosa necesidad de repetirlo, una y otra vez, una y otra vez...

Te conocí y te amé; en eso se resume todo...y es que no podía ser de otra forma. Te conocí en la distancia, sin rostro, sin nombre, apenas un pseudónimo.

De tí sólo tenía letras, pequeños signos que preludiaban todo lo que tú eres. Sólo letras, cariño, que se encadenaban para formar palabras promotoras de tu sentir.

A poco que fuiste una voz, pronto me confortaba en ella. Te sabía cerca, sentiente, cariñosa y curiosa. Pasaste a ser mi cotidianeidad, mi interés, un pensamiento más, otra persona cerca de mi.

Y llegó el día en que tus palabras, tu voz, tu curiosidad, tu cercanía, tu nombre adoptó un rostro. Y nació una sonrisa en mi, pequeño reflejo de la tuya que vive para tí. Esa sonrisa es todo lo que yo siento por tí; mi sonrisa interior que crece por tu cercanía, que ha nacido para no morir.
Esa pequeña sonrisa mía, que en realidad no es mía, sino que está llamada a ser anunciada y compartida, y que en sí misma, es tuya, es la caverna cálida y difuminada donde encuentra su eco la vida y el amor que tu rostro dejó en mí.

Esa sonrisa, esa caverna alberga secretos insondables e incomprensibles para quien, como yo, es pura materialidad del pensamiento.
Quizá algún día, junto a ti, con tu ayuda, podamos descifrar este nuevo lenguaje que se nos ha dado.

Hoy me conformaré con hablar ese lenguaje con mis manos. Hablarlo en tu piel y en el brillo de tus ojos.
Hablar una lengua extranjera que no sé que significa, pero que sólo pronunciarla da felicidad. Este idioma nuestro tiene en ti y en mi su diccionario y su alfabeto, de principio a fin.

Comienza en tus labios y acaba en mi sentir. Se extiende por tus ojos, cifrando cómplicemente su contenido. Continúa por tu cuello y tus hombros, donde se pronuncian los fonemas graves. En tu pecho se encuentran los adverbios, todos ellos, de modo, lugar, tiempo...tus manos encierran la acción, los verbos, y en todo tu ser los adjetivos, los más bellos.

Extraño idioma, idioma corporal, leve resplandor de algo real y mayor, mucho mayor. Es el idioma de tu rostro, el que creó tu sonrisa.
Es el lenguaje del amor, de todo el amor, un intrincado código binario, un infinito mapa genético que transmite únicamente su forma externa, sus signos y sus símbolos. Y, de principio a fin, estos signos; primero me diste estos signos en letras, ahora me das un idioma nuevo y completo. Y, de esta forma, tú también eres signo, eres señal, marca que indica todo mi vivir, mi existir y mi respirar.

Eres mi signo, eres mi idioma, como eres mi sonrisa y mi caverna. Tú eres mi voz y mi rostro; eres tú...¡todo!.

(Manu, en algún momento en el tiempo esperando un avión...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario